Vuelve la mula al trigo y los dinosaurios a la época actual, y no porque sea esto el orden natural de las cosas sino porque se añora lo antiguo, lo arcaico y lo casposo. Nuevamente los argumentos de otra época se acuñan en la actualidad por una sociedad enferma de odio que sin saber muy bien la razón de dichos argumentos, los gritan a los cuatro vientos creyendo ser así los adalides de la defensa patria, esa a la que llamaban grande y libre, de antaño también. Ahora los discursos de odio se plantean también en el tema de la vivienda, para que los trabajadores vean como un problema a otros trabajadores que tienen el mismo problema. En este trabalenguas de problemas y trabajadores vamos a ponerle nombre y apellidos a las cosas.
Es tremendamente curioso como trabajadores, a los que su sueldo no le permite comer pescado semanalmente, claman contra los negritos pobres que vienen a nuestro país o que ya están aquí, viven y trabajan aquí, como el problema real de que tengan que emplear el 90% de su salario en el alquiler de su vivienda o en la hipoteca que les ahoga cada mes. Y es curioso porque los trabajadores siguen tragándose aquello de que nos quitan el trabajo, nos quitan nuestros derechos y nuestras ayudas. Hace unos días un trabajador me decía “yo sé de un negrito que llevaba aquí tres semanas y que no quiere trabajar porque le han dado una casa y le están pagando 1.300 euros de ayudas del Estado, y yo, que soy de aquí, tengo que dar horas extras para que me quede dinero para comer después de pagar el alquiler”. No sé Rick, parece falso. El chiste se cuenta solo y ante tanta ignorancia es difícil exponerle razones obvias de que eso es mentira.
Tal vez los trabajadores, sufridores por antonomasia, desde que nacen hasta que casi seguramente mueran, viven en esa difícil situación de no ver nunca cubiertas sus necesidades económicas al completo y en ese sufrimiento habitual es muy liberador saber que hay personas que están en peor situación que tú, porque dentro de este sistema capitalista y competitivo no hay un Dios en el cielo que haga redimir las almas mejor que ejercer la misma opresión que tú sufres con los que son más pobres que tú. Este es el sistema en el que vivimos donde según sea el tamaño de tu cartera así será el tamaño de tus derechos y de tu honorable respeto. Culpabilizar de tus problemas a quien los sostiene también es la manera de diferenciarse en la escala social y así, de paso, parecerse un poquito más a quien te crea a ti los problemas. El opresor oprimido, el látigo que golpea dos veces, el trabajador que mientras lame la bota de su amo mea sobre quien cree que es su esclavo. El sueño húmedo de todo facha pobre. 
Siempre oigo las críticas a los pobres negritos que vienen y que intentan ganarse la vida honradamente pero nunca oigo nada sobre el alemán, por citar una nacionalidad, con un poder adquisitivo infinitamente mayor que cualquier trabajador medio español, que viene a nuestras ciudades y pueblos a comprar viviendas a precios desorbitados porque su economía se lo permite, regulando así nuestro mercado inmobiliario al nivel del poder adquisitivo existente en Alemania, pero que es totalmente prohibitivo para cualquier familia trabajadora española. Es decir, que ahora el alquiler que pagas y la vivienda que compras tienen puesta la cuantía de su precio adaptada a lo que gana un trabajador medio en Alemania que pueden ser unos 3.000 euros mensuales, así que aquí tenemos un problema amigo, tú solo ganas 1.500 euros. Y claro, aquí se deduce claramente que el problema son los inmigrantes negros y no los blancos y rubios.
Hoy en día la vivienda es un problema muy grave para la sociedad española, con precios que prácticamente no se pueden asumir, especulación de fondos buitres, grandes promotores y pequeños propietarios que aprovechan para pescar en río revuelto, por eso, es importante que le pongamos cara a las situaciones porque así siempre es más fácil entender que ante un problema de este tipo poca culpa tienen aquellos que vienen huyendo de la miseria y mucha culpa tienen aquellos que quieren seguir extendiendo esa misma miseria, haciendo de un derecho básico un negocio para inflarse los bolsillos y la panza. 
Defender la patria no es vociferar la caterva de mierda y de odio contra otros porque lo digan los cuatro políticos de derecha y de extrema derecha, porque ese concepto de patria no sirve más que para discriminar y es un invento para encarcelarte. Defender la patria es querer que tu vecino llegue a final de mes, que tus compañeros españoles, europeos, latinos o africanos puedan desarrollar sus vidas aquí en las mejores condiciones y para eso tenemos que saber de dónde nos vienen las hostias, por si un día en vez de seguir poniendo la cara nos da por poner la valentía y el compromiso que se necesita para enfrentarnos a todos aquellos que con discursos de odio quieren seguir viviendo, a cuerpo de rey, a costa de nuestras espaldas. 
Divide y vencerás se dice, pues hay que seguir pensando que el BOE es el mejor pegamento para unir esa división de las capas populares de este país, recomponer los derechos básicos que se nos están arrebatando y cohesionar una sociedad harta de trovadores del NODO y de cetreros de águilas negras.