Poema " Sátira ibérica" JC KEOMA
- 23 de juny del 2025

Aquí, que tanto se habla de los emblemas que representan a España, que los poderes del Estado tienen el compromiso sujeto con el alambre del pan de molde.
Aquí, que tenemos que seguir pagando el silencio de las cachas que ha tocado el puto amo de la patria. Aquí, que tomamos como ejemplo a los empresarios que explotan a los trabajadores. Aquí, que se criminaliza al negrito que viene huyendo de la miseria, pero se adora al que juega bien al fútbol. Aquí, que la gente vota según el argumento de un youtuber que paga impuestos en Andorra.
Aquí, que llaman cultura a la humillación y asesinato de un animal. Aquí, que nos hacen creer que el principal problema de quien no puede comer tres veces al día es la unidad de España. Aquí, que la gente se convoca en la puerta de una iglesia para ver a una virgen y no en la puerta del centro de salud que no les da una cita médica.
Aquí, precisamente aquí, que nos enseñan el látigo y ponemos el lomo, quiero reivindicar mi poema "Sátira Ibérica", como sarcasmo, ironía o sátira de este país, que está orgulloso de sus muertos pero que olvida cada día a sus vivos.
Porque si algo es necesario reivindicar en estos tiempos son los derechos más básicos como la justicia social, el techo y el pan que tantos años se ha peleado y defendido desde las vísceras más profundas del pueblo llano.
Porque ser patriota no es llevar una pulsera con la bandera de España, ni gritar más fuerte en el bar contra las mujeres y los inmigrantes.
Ser patriota es querer que tu vecino pueda llegar a final de mes, sea del color que sea, se acueste con quien se acueste y tenga la lengua que tenga.
"SÁTIRA IBÉRICA"
En mi patria grande
a la que tanto quiero,
doctrinario se llama al maestro
y maestro se llama al torero.
En el país de ensueño
en el que yo vivo,
el corrupto es honrado
y el honrado subversivo.
En la tierra noble
en la que he nacido,
el ladrón campa a sus anchas
y el artista es perseguido.
Bajo la gran bandera
donde me he criado,
el rico se come el plato
que el pobre se ha preparado.
En el suelo que piso
y que beso al andar,
se oprime al diferente
y el opresor pide igualdad.
En el cielo al que miro
en mi santa oración,
el clero bendice la guerra
y el diablo es la inquisición.
En el mar que contemplo
yates de hidalgos acaudalados,
el horror navega en patera
con cientos de seres ahogados.
En esta guerra estricta
de patriotismo infundado,
el patriota lleva pulsera
y el desleal un libro afilado.
Estas son las cosas que pasan
en este pueblo entrañable,
donde lo humano es delito
y el delito es honorable.
Denle, pues, las gracias
a sus padres fundadores,
por hacer de esta tierra
hogar de tan ilustres señores.
Sepan con estos versos
que la cultura no quiere honores,
más que un país inclusivo
donde habitar los "desertores".
JC Keoma
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